Como empezar, simplemente por el comienzo

Como comenzar a explicarte, como empezar a contarte la historia de cada uno de mis fragmentos, que cada uno es una historia distinta, pero que todas terminan en un final parecido, con un nuevo trocito.

Entre lagrima y lagrima, entre suspiro y recuerdo; comienzo a contarte la historia de mi primer trocito, el primer punto donde comienza la grieta de esa energía que llamamos alma.

Aquella vez tenia trece años, habíamos pasado por muchas tardes de felicidad, de juego, peleas en el barro y veranos de alegría. Hasta que ese deseo de descubrir su persona nació en el. Floreció y creció como una hiedra, envolviéndolo en un deseo constante de experimentar hasta sentirse saciado. Justo ahí, cuando la planta no tenia mas donde crecer en su cuerpo comenzó a invadir el mio.
Y yo, como el menor, el ingenuo, el manipula ble me deje enredar. Metí el pie tan a dentro que ya estancado no veía lugar para salir. Bajo sus amenazas, su asfixia y su secretismo me deje consumir por su macabro deseo de usarme, de usar mi cuerpo para saciar el suyo. Dolor y llanto tres veces a la semana, ocultar las lagrimas y sentirme sucio. Duchándome cinco veces en el día para ver si el asco abandonaba mi piel. Ahí en llantos mudos y lagrimas disfrazadas por el agua nadie me vio, nadie escucho mis gritos mudos ni se percato de mi mirada perdida en la nada.

Ahí fue donde el primero de los pedacitos que me conforman hoy nació.

El segundo solo fue el que continuo agrietando me.
Cuando Mi hermana mas grande solo se dedicaba a grietar la familia. Un huracán de un negro tan puro que termino por pintarme de negro, y manchar todo por donde pasaba. Gritando por que la maldita enredadera seguía creciendo. Esa que comenzó conmigo la atrapo a ella. Y el PELOTUDO de mi no tubo mejor idea que cambiar su lugar por el de ella. Como llore. Como me hundí y seguí cayendo más y más profundo. Seguía sin ser visto. Pero a estas alturas ya me había armado de instrumentos para sacar mi dolor de una forma poco notable, para que los intrusos no preguntaran. Así el pequeño adolescente entro en un espiral rojo, hecho de su dolor, sus lagrimas y su misma sangre.

Crecí, me di cuenta que con una pequeña navaja podes contar la ramas asfixiantes que no te dejan ver la luz, corte por lo sano. Corte por mi. Por que ya me sentía abrumado de tanto ser usado, Luego de eso ya no podía dormir, había hecho daño. Mejor dicho se había dejado dañar.

Tenia el alma rota, la garganta muda, los miedos a flor de piel. Se veía como una ropa vieja y ya no quería seguir. Y como no sabia como volver  a juntar los pedacitos y volver a armarlos simplemente tomo la decisión de juntarles todos, así, desordenados y guardarlos en una cajita para que nadie los viera. Siguió caminado por la vida fragmentado, son el aire pasando a través de lo que el trocito faltan te dejo.

Con el alma rota continuo caminado ese chico con la mirada perdida. caminando sobre el filo de un cuchillo mirando hacia arriba. A sus ojos la gente indeseable parecía mas interesante, El turismo emocional mas barato. Se tomo un vuelo directo a la nada, con una barra libre de todo vale.

Comenzó a equivocarse de alcohol para curar sus heridas, las siestas se hacían mas largas, y los cigarrillos mas cortos. Sus noches de pesadillas se parecían mas al infierno. Sus miedos crecieron. Ya no se dejaba tocar por nadie, tenia miedo de que lo lastimaran. Decidió que era una persona rota, incapacitada emocionalmente para amar a alguien. Se fue quedando poco a poco solo, no podía querer, no sabia como hacerlo.

Así fue todo, muy triste y muy oscuro. Hasta que se enamoro de ella. Una parlanchina chispeante, totalmente diferente a el, a la que le entrego todo. Todo eso que no tenia para dar, que gran error dar lo que no tenes.
Boceaba de amarla, de quererla. Las noches que pasaba pensándola. Para la cual le dedicare otro post. Por que ella se lo merece. Ella pego todos sus pedacitos. Abrió esa caja que tenia oculta. pero despues se encargo de tirarle un misil de bazuca. Cuando el le dejo ver los pedacitos, las ramitas que había guardado como recuerdo de lo fuerte que había sido, que pudo salir solo de un abuso psicológico y sexual, ella le prendió fuego a todo. Abrió las puertas de un nuevo infierno. Y como si fuera poco se metió con su mejor amigo. A ese que le había confiado todos sus miedos. Que lo acompaño a enfrentar sus cagadas. A ese que ya no puede llamar amigo.

Acá termina una primera parte.