Alguien en algún lugar…
No se como empezar, pero empezaré por aquí: Se
que no puedo pedirte perdon, porque no sería sincero, ya que yo no me siento
culpable de nada. Te advertí que te lastimaría, que no soy bueno en las
relaciones humanas, que amo el amor tanto como lo odio. Y tú aún sabiendo todo
eso decidiste seguir con la patética obsesión de querer algo conmigo.
Yo te quiero de muchas formas, muchas maneras,
pero ninguna es la forma que tu quieres que te quiera. Me encantaría poder
darte todo eso que anelas, darte todas mis tardes libres, todo el tiempo que me
sobre para estar a tu lado, llenarte de besos risas y caricias. Pero no puedo por
qué estoy lleno de miedos, inseguridades y una angustia que me come poco a poco
en cada día.
¿Nunca conteste ese mensaje que me mandaste
“Tenés tiempo hoy para hablar?”. Claro que tenía tiempo, quería darte todo el
tiempo de mi día, sin embargo, sabía que no me resistiría a comerte la boca,
por que cada que pienso en tus besos; en tu boca sobre mi boca. Pienso en que
quiero tenerte de todas las formas posibles, quiero tus besos en cada parte de
mi cuerpo, quiero acariciar con mis dedos cada curva de tu silueta y que de tus
labios salga un sonido ronco con las sílabas de mi nombre. Lo sé, soy un
maldito pervertido. Pero eso es lo que provoca pensar en tus besos.
No quiero lastimarte más de lo que ya lo hice,
por eso decidí alejarme lo más que pueda. Y siento ignorarte como lo hago, es
sólo que no encuentro otra manera. Yo no puedo querer. No se como hacerlo, no
se como estar en una relación, no se nada. No es momento de que alguien se
enamore de mi, y menos una persona tan hermosa como vos. Mi vida, mi vida es
una constante arena movediza, no se donde estoy parado. Y no quiero que alguien
se hunda junto conmigo. Cada día encuentro un miedo nuevo, una nueva
inseguridad, un nuevo motivo para alejar a alguien de mi orbita.
Lamento no poder ser la persona que quieres, es
que aún no se que persona quiero ser yo. Creo que con esto me despido… y
recuerda, eres Perfecta, no importa lo que los demás digan. Sólo importa lo que
tú creas.
Adiós vida, Mikhail.